A los que nos gusta el futbol, siempre las noticias nos confrontan con realidades disimiles; por un lado las “barras bravas” en el Perú están muy marcadas con noticias policiales, contrariamente en el último mundial Perú mostro una afición que encandilo a muchísimos y acaban de otorgarnos el premio FIFA The Best 2018 como la mejor afición Rusia 2018.
En este artículo quiero ingresar a analizar el comportamiento de los jóvenes que cada semana van en muchedumbre a los estadios con bombos, platillos y vitoreando a su club y la “gente de bien” mira con repugnancia su accionar y casi lo colocan como delincuentes por su aspecto juvenil y además su “propensión al delito”.
Los lenguajes y la comunicación tienen maneras y formas de hacerlo y dependerá si queremos entenderlo (…) o más bien lo ignoramos; pero las consecuencias de negar esos mecanismos de comunicación pueden ser fatales para la sociedad y el propio Estado. Veremos que los jóvenes encuentran en estas manifestaciones del futbol alguna vinculación con sus ideales y plan de vida.
No olvidemos que protestar es una manera de ejercitar la democracia y la ciudadanía y los funcionarios públicos tal vez están sólo preparados para atender aquellas protestas que se encuentran formalizadas y reguladas en un memorial o una petición; y dentro de esa visión poco tolerante buscará proscribir aquellas que no se adecuen a esa normatividad. No encuentro otra explicación de por qué a estas “barras bravas” siempre los acompañan enormes cantidades de policías para marcar los espacios por dónde deban recorrer sin dejarlos que se desvaríen o descarrilen.
Para mi detrás de las “barras bravas” existe un lenguaje de protesta que los jóvenes no saben expresarlo verbalmente, pero si lo hacen quemando energías por su equipo y quiere que la ciudadanía los tema y este temor es mayúsculo cuando se enfrenta con las barra contrincante. El temor puede ser una manera de llamar la atención pero a no dudarlo es una manera de comunicación que no quiere entenderse, nos quieren decir algo y no decodificamos su mensaje.
En la sociedad los jóvenes son discriminados desde distintos enfoques, así tenemos en el campo laboral tienen rémoras para poder incorporarse al mercado laboral y siempre les hacen pagar el “derecho piso” ahí lo tenemos los trabajos forzosos, trata de personas y cuantos otros delito de sobreexplotación. En lo deportivo es más dramático, los lugares marginados tienen nula infraestructura deportiva, desde niños se prefiere la calle, la esquina o la computadora para para magnificar su individualismo, y así se va perdiendo nuclear a estos jóvenes con deportes para quemar energías y desarrollar competencias y habilidades. En lo político igualmente son objeto de engaño por políticos trejos que se aprovechan de la poca memoria histórica que reciben de sus ancestros. En las universidades aún se sigue brindando educación memorística, no se estimula pensar, crear, transformar o revolucionar el statu quo y así los conocimientos resultan de poca utilidad para un mundo competitivo.
Podríamos seguir narrando las dificultades de recorrer el puente entre la juventud y la adultez, pero siempre una acción nos puede proporcionar enormes enseñanzas. Los jóvenes en las “barras bravas” recorren las calles mostrando pertenencia, identidad, liderazgo que son elemento que nuclean a jóvenes que muchas veces provienen de hogares disfuncionales y las “barras bravas” al contrario los rescatan de esa anomía en que se convierte su vida y le da sentido y hasta la solidaridad puede sentirse en esos espacios.
Tengo dos amigos que han trabajado muy cercano con las “barras bravas” y convivían con ellos y quedaron sorprendidos de los análisis críticos y razonamientos que hacen de la vida y los comportamientos a los que deben enfrentarse. En principio muestran su fastidio y amargura por tanta corrupción e impunidad sobre todo de los espacios más encumbrados, por eso su alejamiento de esa “hipocresía oficial” y prefieren construir su mundo con reglas y normas paralelas.
Tiene explicación y no justificación que esa manera y forma de vida sea defendida hasta con la vida y tal vez las confrontaciones violentas sea el precio al que deban recurrir. En este artículo no deseo criminalizar estas actitudes sino encontrar la raíz de tanta violencia expresada por los jóvenes, tal vez sea sólo la expresión de esa violencia que recorre todos los sectores, con la diferencia que en algunos la tolerancia convive con la aceptación.
En este nivel creo que los funcionarios públicos deben de separar la paja del trigo, en las “barras bravas” existen enormes virtudes que puede potenciar y promoverse. La competencia es una de ellas y creo que los Municipios debieran dar las facilidades para que entre las barras pueda haber una disputa por mejorar sus manifestaciones de euforia a su equipo, hasta brindándoles los insumos para que preparen banderolas, carros alegóricos, equipos musicales y todo para hacer una fiesta callejera como se ve en los contrapunteos de las provincias.
Cambiar la visión sobre los jóvenes, de miedo y temor hacía nuevos valores que confrontan a aquellos paradigmas al que estamos acostumbrados.
La identidad igualmente es un derecho movilizador que le permite “ser alguien” reconocido por determinadas características propias y que le da pertenencia (…), excelente manera de generar tejidos sociales. Si ahora vemos muchos peruanos con la roja y blanca como parte de su indumentaria diaria acaso no puede ser igualmente válido usar la camiseta de su club favorito.
El último mundial se ha visto un mar de gente vibrando a la selección peruana que recorrían todas las calles como lo hacen siempre las “barras bravas”, sin embargo parece que las identidades nacionales no nos altera la tranquilidad pero las identidades sectoriales de la sociedad nos asusta; igual nos parece cuando los ciudadanos reclaman por el agua y no la contamine la explotación minera o la defensa del medio ambiente por los indígenas en la selva.
Escuchar a los jóvenes y promover su desarrollo tal como ellos planifican haría mejor la relación Estado – Sociedad. El premio de FIFA The Best 2018 a la mejor afición creo que debe ser un inicio para cambiar de mentalidad desde el Estado sobre las “barras bravas”.
Ya hemos visto, que en cada partido previo al Mundial Rusia 2018, se ha potenciado la nacionalidad peruana, los delitos a pesar del mar gente que recorrían las calles fueron ínfimos.
Un hecho reciente sacudió las noticias cuando una comunidad religiosa ingreso groseramente a las instalaciones del Estadio de Alianza Lima y las famosas “barras bravas” recuperaron el Estado del Derecho expulsando a los invasores (…), curiosidades jurídicas que a veces provienen de los que más tememos.